MINISTERIO CRISTIANO GRACIA Y VERDAD
Salvación, Santidad, Servicio y Crecimiento Integral

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1. EN LAS RELACIONES SOCIALES Y FAMILIARES.
Jim, un misionero recién llegado, y Pilak, un autóctono, se hicieron buenos amigos. En señal de amistad, Pilak le regaló a Jim una muñeca típica de su país. Cuando Jim le mostró la muñeca a la familia misionera donde estaba alojado, ellos se asustaron y le advirtieron que la muñeca podría transmitir influencias demoníacas. De inmediato le pusieron un cerco de oración a Jim, a su esposa y a su bebé y les suplicaron que destrozaran la muñeca de inmediato. Después de unos días Jim y Pilak se encontraron de nuevo y Pilak le preguntó a Jim si a su esposa le había gustado la muñeca. Pilak le explicó que la muñeca era valiosa y que sus vestidos se relacionaban con tradiciones antiguas de su país. Con desesperación, Jim tuvo que inventar cualquier excusa para posponer la invitación ya hecha a Pilak para que visitara su casa y se fue a las tiendas a buscar una muñeca igual. Por fin encontró una idéntica y la compró, aunque era muy cara, pues así pudo salvar su amistad con Pilak.
Alrededor del mundo, muchos misioneros se han dejado influenciar, en mayor o menor grado, por las culturas a las que han ido. Misioneros occidentales que en su tierra natal no eran afectados en su vida cotidiana por la brujería y la veneración a espíritus de los muertos; hoy si son afectados y perturbados en los países donde la cultura oriental atribuye a los espíritus una influencia diaria en la vida de los seres humanos. Últimamente se ha desarrollado entre varios misionólogos un nuevo modo de entender el poder  satánico y las creencias indígenas, que afecta hasta la interpretación de las Sagradas Escrituras. Los misioneros que aceptan los postulados de la guerra espiritual están temiendo un posible contagio demoníaco y se ven cohibidos para relacionarse espontáneamente con aquellos a quienes quieren alcanzar.
Por otra parte, los padres adoptivos temen contagiarse de los niños a los cuales van a adoptar, esto afectará su relación con ellos. Además, ¿cómo se sentirían los niños adoptados si, por rutina, tuvieran que ser sometidos a un exorcismo?
 
2. EN CUANTO AL SENTIDO DE SEGURIDAD EN CRISTO.
Las doctrinas de la Guerra Espiritual tienen en común la idea de que un creyente puede ser vulnerable a demonios por razones que no tienen que ver con su conducta moral. Wagner manifiesta que “aun creyentes que viven en santidad” son vulnerables a maldiciones. Kraft describe cómo pudo echar 19 demonios de una mujer en una tarde y, dos días después, uno más. El resultado fue que ella “aunque ya era una cristiana dedicada, llena del Espíritu y con un ministerio activo, pudo experimentar una libertad que jamás había conocido antes”. También escribe que “cuando la gente resulta estar endemoniada por herencia, es muy anticristiano sugerir que sea por su culpa. Son, más bien, víctimas y, de acuerdo con alguna ley del universo, quedan endemoniadas”. 
Los evangélicos han creído tradicionalmente que deben cuidarse de la influencia doctrinal, moral y espiritual de Satanás. Pero las doctrinas proclamadas por la Guerra Espiritual indican que, además de esto, los creyentes están expuestos a ataques satánicos a través de regalos recibidos, de las casas que habitan, de regiones donde se vive y maldiciones de las cuales no tienen conocimiento. Así, inevitablemente, se aparta la atención de una vida santa y se enfatiza la necesidad de un conocimiento especial con el cual descifrar las claves que nos ponen en peligro. La Guerra Espiritual con su filosofía va echando por tierra importantes verdades bíblicas:
a. La posición del creyente en Cristo.
En el primer capítulo de Efesios encontramos verdades fundamentales que ningún hijo de Dios debe ignorar.
* Dios nos bendijo con toda bendición espiritual (vs. 3).
* Estamos viviendo en lugares celestiales en Cristo (vs.3).
* Fuimos escogidos antes de la fundación del mundo para ser santos (vs.4)  
* Fuimos predestinados para ser adoptados como hijos de Dios (vs.5).
* Fuimos predestinados para alabanza de la gloria de su gracia (vs.6).
* Somos aceptos en el amado (vs.6).
* Somos redimidos y perdonados (vs.7).
* Tenemos herencia en El (vs.11).
* Somos la alabanza de su gloria (vs.12).
* Somos sellados por Espíritu Santo (vs.13).
* Tenemos un anticipo de gloria futura (arras) en el Espíritu Santo que habita en nosotros (vs.14).
* Somos herederos de riquezas gloriosas (vs.18).
* Poseemos en nuestro interior el poder majestuoso de Dios, el mismo que resucitó a Jesús y le sentó a la diestra de Dios (vs.19-21).
La Guerra Espiritual pretende hacernos pensar que alguien bendecido con toda bendición espiritual, alguien que vive en lugares celestiales, alguien que fue escogido antes de la fundación del mundo para ser santo, alguien que fue predestinado para ser hijo de Dios, alguien que es la alabanza de la gloria de Dios, alguien que es aceptado por Dios, alguien que es redimido y perdonado, alguien que es el heredero de Dios, alguien que es sellado por el Espíritu de Dios, alguien que ya está viviendo anticipadamente la gloria futura, alguien que es heredero de las riquezas de Dios, alguien que tiene en su interior el mismo poder que levantó a Jesús de los muertos y le puso a la diestra de Dios… PUEDA SER POSEÍDO Y MOLESTADO A PLACER POR LOS DEMONIOS. Otros pasajes ignorados por quienes propugnan las ideas de la Guerra Espiritual son:  S. Juan.10:27-30 donde se nos indica que estamos en el interior de las manos de Jesús y de Dios Padre y nadie puede sacarnos de aquel lugar seguro.
1° Juan.4:4 donde dice que el que vive en nuestro interior es mucho mayor que el que está en este mundo. 1° Juan.5:18-19 encontramos que si permanecemos en Cristo, el Diablo no puede tocarnos, aunque siempre estará lanzando sus sugerencias como dardos de fuego (Efesios.6:16).
b. Los resultados de la obra de Cristo.
La Guerra Espiritual pasa por alto los resultados de la obra expiatoria y redentora de Cristo.
Colosenses.1:13 “el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo”. Este versículo dice que “nos ha librado” (griego tiempo aoristo) para siempre de la potestad de las tinieblas y ahora estamos en reino de su amado Hijo”.
Hebreos.2:14 “Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo”.
Romanos.8:31 “¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? Romanos.8:38-39 “Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro”.
 
3. REGRESIÓN AL TEMOR.
La llamada Guerra espiritual, es el tema conversado en casi toda reunión de pastores y líderes del día de hoy; también es el tema de una gran cantidad de canciones cristianas y conferencias en los púlpitos de muchas iglesias. Al pueblo de Dios constantemente se lo está convocando a sesiones especiales de oración con lemas como “guerra santa”, “guerra espiritual”, “batallas sin fronteras”, “esto es guerra”, “preparándonos para la batalla final”, “atando al hombre fuerte”, y otros semejantes. Cuando los cristianos se encuentran y se saludan, es común que uno le diga al otro: “Hermano, estoy haciéndole la vida imposible al diablo”, o “hay que meterle candela al diablo”. Estas muletillas se han pegado en los labios de muchos creyentes, se repiten en los púlpitos de las iglesias y en los programas radiales y televisivos”. Pero la realidad nos muestra que muchos cristianos que andan al son de los tambores de la Guerra Espiritual ahora “ven ” y “perciben” demonios en todo lugar y circunstancia. El efecto ampliamente visible es que, aunque dicen que “están declarando victoria”, viven en un estado mental de temor constante a las fuerzas del mal. Muchos creyentes viven en una ansiosa preocupación y temor por la presencia y acción demoníaca en todas las cosas que hacen y en las esferas en que se mueven. En situaciones tan simples y normales como un ave que vuela de noche, el sonido del timbre del teléfono en la madrugada o de repente se apaga las luces por el corte del suministro eléctrico y los cristianos se sobresaltan. Algunas veces alzan la voz y dicen: “la sangre de Cristo”, o “Satanás te reprendo”. Los niños ya no saben con cual juguete pueden jugar por temor a que los espíritus malos les afecten. Asimismo adultos preguntando y rehusando tocar esto o aquello, y llenándose de temores porque no saben qué hacer con muchos objetos.
El asunto va más lejos aún. Porque los cristianos, al igual que las demás personas, vivimos tocando objetos de toda clase, cuyo origen desconocemos. Y desconocemos quienes y con qué motivos hicieron o fabricaron las cosas. Es común hoy escuchar de marcas de ropa, de empresas dedicadas a la  alimentación, de obras de arte, de música y otras cosas, cuyos dueños o autores están vinculados con movimientos satánicos, con la Nueva Era, que practican ritos extraños y orgiásticos o que son miembros de una agrupación esotérica. A menudo se dan en las congregaciones algo que ya es un rito: “limpiar” el templo de espíritus malos porque, si no, el culto no sirve y no llega la bendición. La aparición de toda esta moda llamada “guerra espiritual” ha traído a muchos un sentimiento de temor que invade su persona. Esto tiene gran semejanza con los efectos que producen las religiones animistas. La Guerra espiritual está produciendo un fenómeno del tipo psicológico que se está expandiendo rápidamente, que en vez de traer paz y victoria (como se presume), hace que el temor tome lugar. Muchos creyentes ahora parecen no sentirse seguros si andan solos o si están en un lugar que no sea la iglesia, pues es en ésta donde, mediante cantos y pronunciamiento de consignas, se sienten protegidos.
Estudiando los postulados de la Guerra Espiritual y evaluando su  afectación en la experiencia de la vida cristiana, nos surgen algunas preguntas. ¿En qué queda, entonces, la libertad con que Cristo nos ha hecho libres? (Gálatas.5:1, Juan.8:32, 36). ¿En qué queda el hecho de haber sido trasladados del reino o poder de las tinieblas, al reino victorioso del Hijo de Dios, el cual “nos ha librado de la potestad de las tinieblas?” (Colosenses.1:13). ¿En qué terreno quedan la verdad y el hecho de que ahora en Cristo no hemos “recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor?” (Romanos.8:15). Vemos en las Escrituras que el resultado de la obra de Cristo fue hacernos libres de la culpa, libres del poder del pecado, libres de la fuerza del mundo, y libres del temor y del poder de Satanás. Como conclusión podemos decir, que los planteamientos teóricos que esgrimen los que proclaman la Guerra Espiritual, no están basados en las Escrituras sino en experiencias personales (misionología) y en cuestiones antropológicas.
 
4. REGRESIÓN AL MISTERIOSO PASADO PERSONAL.
Existe una gran cantidad de cristianos que ahora están afanadísimos en el estudio de su árbol genealógico, investigando si existió entre sus padres, abuelos, bisabuelos y generaciones más antiguas algún tipo de maldición con la finalidad de “romperla”. Me imagino que a muy corto plazo habrá quienes, en dicho afán, se someterán a la hipnosis. No está lejos el día en que aparezcan pastores dedicados a hipnotizar cristianos para ayudarles a recordar los problemas, fracasos o traumas de sus ancestros (cosa que se conoce como la “memoria recobrada”).
En cambio, la Biblia dice que quien se arrepiente de sus pecados y cree en Jesucristo como salvador, no solo tiene vida nueva y eterna, sino que es nacido de nuevo. Es engendrado de la voluntad de Dios (S.Juan.1:13; 3:5-8). Quiere decir que el nuevo nacimiento implica, entre otras cosas, una ruptura con el pasado desconocido.
Pero dentro de todo este nuevo modo de pensar (filosofía), lo que se da es  claramente una forma de regresión. Y aún peor, porque es una regresión a campos de oscuridad y misterio, que no sólo es prácticamente imposible sondear, sino que no tiene asidero en ninguna página de la Biblia. ¿Quién puede saber con certeza cuáles y cuantas maldiciones pesan sobre los antepasados? ¿Quién puede saber las cosas que se hicieron o se dijeron en lo oculto 25, 50, 75, 100 o más años atrás? Y si se pudieron saber algunas cosas, ¿se puede tener la certeza de que ya se conocen todas? Por esto, este tipo de regresión, además de no tener ninguna enseñanza bíblica que la sustente, nos hace entrar en un tipo de juego sumamente engañoso y peligroso.
Respecto de quienes están tratando de recordar lo acaecido en generaciones pasadas, los especialistas no cristianos ya están llamando la atención, por un lado, al grave peligro que encierra el asunto de la “memoria recobrada”, que está sirviendo para traer disturbios personales y hogareños a miles, pues muchos de los supuestos recuerdos que se logran, jamás fueron reales. A esto ya se le conoce como el “síndrome de la falsa memoria”, respecto de lo cual ya se han formado organismos en los Estados Unidos, Gran Bretaña, Holanda, Canadá, Australia y Nueva Zelanda para combatirla por su falsedad demostrada (La Nación 29/10/95). Por otro lado, se debe señalar el peligro de la hipnosis que se emplea, supuestamente, para recordar el pasado ancestral. La hipnosis no neutral, pues la persona en dicho estado puede verse influenciada por quien la lleva al trance.
Es muy interesante que quienes hoy están promoviendo tipos de experiencias semejantes son los que, jugando con la “memoria ancestral”, están “descubriendo” que ellos vivieron en otras épocas remotas y que lo que hoy son, es una experiencia de reencarnación. Los cristianos no creemos tal cosa. Eso no es demostrable. Y mucho menos bíblico. Lo que sí se concluye de esto es que la memoria y las experiencias hipnóticas son algo muy peligroso como para darle la importancia que está tomando en el mundo evangélico. Lo que no debemos olvidar es que a partir de la conversión, el apóstol Pablo nos propone el siguiente ejemplo: “una cosa hago, olvidando ciertamente lo que queda atrás me extiendo hacia delante”. (Filipenses.3:13-14; 1º Corintios.9:24).
 
5. LA TRANSFERENCIA DE RESPONSABILIDAD.
Otro aspecto que ha venido relacionado con todo el énfasis en lo demoníaco es la transferencia de responsabilidad del cristiano a Satanás por sus pecados o faltas. Algunos aducen que pecan porque se trata de un problema generacional, o de una maldición de sus ancestros que los tiene “atados” y los lleva a caer, o porque el poderoso y maligno enemigo los engaña constantemente. En Proverbios.28:13 encontramos lo siguiente: “El que encubre sus pecados no prosperará; mas el que los confiesa y se apartará alcanzará misericordia.”
1º Juan.1:7 dice: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”.
En todo el Salmo 51 podemos apreciar las consecuencias de no asumir la responsabilidad por nuestros pecados. El rey David experimento tristeza, depresión y amargura. Qué triste desenlace espera a aquellos que justifican sus pecados en los postulados de la Guerra Espiritual.

6. MODALIDAD DE GUERRA EN LA PRÁCTICA DEL EVANGELISMO Y LAS MISIONES.
La lucha contra los llamados espíritus territoriales ha conducido a líderes a tomar acciones como la de tirar aceite desde un avión sobre ciudades y regiones con la finalidad de echar de su terreno al demonio que tiene allí su señorío. La mentalidad de la Guerra Espiritual ha llevado a algunos a tirar sal. Otros ya practican poner sangre en el dintel de la puerta de la casa. Sabemos que la Biblia enseña que se puede ungir a los enfermos con aceite y orar para su sanidad (Marcos.6:13, Santiago.5:14). Pero, ¿dónde se enseña en la Biblia que hay que rociar aceite sobre ciudades para desalojar al enemigo?.
Muchas de las historias que cuentan algunos hermanos acerca de los territorios que gobiernan determinados demonios son muy inconsistentes en sus datos. A menudo ciertos predicadores relatan unas hazañas tan extraordinarias que dan la impresión de que toda autoridad demoníaca ha cesado en ciertos sitios, que la clase política ha cambiado radicalmente, que los espíritus que controlan los territorios de las mafias de narcotraficantes se han atado, y que ese miserable negocio está a punto de desaparecer. Pero la realidad se presenta muy diferente de dichos relatos. Porque las cosas siguen igual o van empeorando.
Es triste decirlo, pero algunos evangelistas, pastores, profetas y misioneros, algunos ávidos de publicidad y de abrirse espacio en el mundo, cuentan cosas que no resisten una prueba. Por ello la necesidad de cuestionar estas cosas, con honestidad, seriedad y sobre todo a luz de las Sagradas Escrituras.
 
UNA PALABRA FINAL.
El peligro mayor que enfrentan muchos cristianos en Latinoamérica, es no investigar a fondo los postulados doctrinales de los nuevos movimientos evangélicos. Estamos acostumbrados a hacer juicios de valor a priori en vez de escudriñar cuidadosamente y revisar cada detalle. Somos rápidos en pronunciar un veredicto sin antes haber analizado cuidadosamente toda la evidencia que disponemos. ¿Qué pensaría usted de un Juez que emite un criterio sobre un caso solo por haber estudiado una parte del prontuario? La historia de la humanidad está repleta de casos bien documentados de errores cometidos por la justicia, al haber enviado a la cárcel a personas inocentes. Creo que ello se debe a la ausencia de una investigación seria e imparcial.
He tenido la oportunidad de conversar con muchas personas que andan al son de los tambores de la Guerra Espiritual y me he dado cuenta después de algunas preguntas específicas que ellos no están del todo de acuerdo con los postulados sostenidos por la Guerra Espiritual. Algunos no creen que los cristianos puedan ser poseídos por demonios (esta es la columna vertebral del movimiento), otros dudan del poder de las maldiciones o de la transmisión genealógica de demonios. Es decir, muchos manifiestan por un lado estar de acuerdo con la Guerra Espiritual pero al mismo tiempo rechazan de plano parte de lo que es su Doctrina fundamental (el Credo del movimiento).
Esto me recuerda el tiempo de mis estudios en la secundaria cuando mis compañeros incrédulos bailaban bajo el ritmo de una música extranjera cuya letra no entendían. Yo les preguntaba ¿entiendes lo que dice la canción? Ellos me respondían: ¡NO! ¡Que importa la letra, lo importante es el buen ritmo!!! Creo sinceramente que muchos verdaderos cristianos están moviéndose al ritmo contagiante de la Guerra Espiritual sin comprender a fondo sus doctrinas… ¿pero se siente bien verdad?.
Muy por el contrario, los hermanos de Berea nos dejan un hermoso ejemplo de lo que debemos hacer como hijos de Dios ante cualquier novedad teológica de nuestros tiempos, ellos escudriñaban “cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así” (Hechos.17:10-11).
 
Tomado con permiso de: www.cristianismohistorico.org

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